Hoy quiero presentaros una obra, que tiene para mi un especial significado, ya que me transporta al monte Calvario y me hace recordar hasta que limites es capaz de llegar el verdadero amor, se tarata del oratorio "las Siete Ultimas Palabras de Cristo". Esta obra fue un encargo hecho a Joseph Hayden y su origen fue como sigue.
Don José Sáenz de Santamaría, cura nacido en la mejicana Veracruz, pero afincado en Cádiz y director espiritual de la Cofradía de la Madre Antigua, queda unido a la historia de esta pieza musical por ser él quien encarga a Haydn la composición sobre las Siete Palabras para una celebración religiosa de Viernes Santo.
Don José Sáenz de Santamaría, cura nacido en la mejicana Veracruz, pero afincado en Cádiz y director espiritual de la Cofradía de la Madre Antigua, queda unido a la historia de esta pieza musical por ser él quien encarga a Haydn la composición sobre las Siete Palabras para una celebración religiosa de Viernes Santo.
Este sacerdote está unido también a la
construcción de un bello templo que todavía se puede ver en Cádiz: El
Oratorio de la Santa Cueva de la calle del Rosario . Esta capilla puede decirse que es obra suya. Lo hacen posible
las muertes de su padre, el Marqués de Valde-Iñigo y de su hermano
mayor, que se producen en el lapso de poco tiempo. Y así, de repente,
se ve marqués y enriquecido este buen religioso con la gran fortuna
familiar y decide convertir el pequeño oratorio de la cofradía en un
recinto religioso digno de admirar con obras de grandes escultores,
artesanos y pintores, entre ellos Goya. Remata con el encargo al
entonces ya famoso Joseph Haydn de la obra de la que aquí hablamos.
Don José quiere una música incidental
para la ceremonia llamada Ejercicio de las Tres Horas que ha de darse en
el oratorio cada Semana Santa. Este rito tiene su origen en las
misiones jesuíticas del Perú y pronto se extiende a toda la América
hispana. En Cádiz se practica desde, al menos, 1730. Como Don José es de
formación jesuítica y origen mejicano no es de extrañar su proyecto.
Durante el Ejercicio y desde las doce
hasta las tres de la tarde del Viernes Santo, en una iglesia en
penumbra, se medita sobre las siete últimas palabras que Cristo
pronuncia en su agonía. Así, el sacerdote u obispo va declamando las
palabras de Cristo en la Cruz con un breve comentario. Después baja del
púlpito para arrodillarse ante el altar. En ese momento de oración
quiere don José que suene una música compuesta para cada palabra.
Como el cura no tiene mucha idea de a
quién habría que solicitar la composición acude a quien sí que sabe.
Éste no es ni más ni menos que el Marqués de Méritos, Francisco de
Paula María de Micón, gaditano de prosapia italiana que es asiduo de la
corte madrileña y que ha viajado por Italia y París. Es un gran melómano
y entusiasta de la música del genio austríaco. Este Marqués se ofrece a
escribir al célebre maestro Haydn para solicitar la composición de la
música que ha de oírse durante el Ejercicio.
La obra está escrita para una típica orquesta clásica y tendría estas secciones que Haydn llama Sonatas:
Introduzione en re menor — Maestoso ed Adagio
Sonata I (“Pater, dimitte illis, quia nesciunt, quid faciunt”) en si bemol mayor — Largo
Sonata II (“Hodie mecum eris in Paradiso”) en do menor con final en mayor — Grave e cantabile
Sonata III (“Mulier, ecce filius tuus”) en mi mayor — Grave
Sonata IV (“Deus meus, Deus meus, utquid dereliquisti me”) en fa menor — Largo
Sonata V (“Sitio”) en la mayor — Adagio
Sonata VI (“Consummatum est”) en sol menor con final en mayor — Lento
Sonata VII (“In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum”) en mi bemol mayor — Largo
Il terremoto en do menor — Presto e con tutta la forza
Sin mas,os dejos con esta maravilla de la espiritualidad musical.
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