No es mi intención juzgar al maquinista del luctuoso convoy , para ello están los jueces auxiliados por la policía judicial y las comisiones designadas para tal efecto.Lo que sin embargo no he podido pasar por alto, es el juicio mediático, se ha dicho de todo,desde que presumía en twitter hasta un largo etc. de circunstancias diversas que en nada contribuyen a la buena fama del maquinista. Decía San Josemaría Escrivá que hay personas que erigiendo en norma de juicio el prejuicio, ofenderán a cualquiera antes de oír razones.
Luego,objetivamente, quizá concederán al injuriado la posibilidad de defenderse: contra toda moral y derecho, porque, en lugar de cargar ellos con la prueba de la supuesta falta,conceden al otro el privilegio de la demostración de su inocencia.
Francisco José Garzón tiene un pasado de servicio, miles de pasajeros habrán llegado a buen puerto con el a los mandos del tren, esta vez no fue así, dejemos a la justicia que obre.
Quizá no tenga parangón lo que ahora voy a relatar pero,me viene a la memoria una obra de Victor Hugo "Quatrevigt-treize" en la que se relata el siguiente episodio:
En un buque de guerra de la Armada Republicana, en 1793, una torpeza hace que se suelte un cañón, que se desplaza por el buque causando grandes estragos. Nadie puede sujetar el enorme cañón y este amenaza la integridad del navío Al final, el responsable logra sujetarlo y el peligro pasa. El comandante manda formar a toda la tripulación, coloca una medalla en el pecho del responsable y a continuación lo fusila.
Dejad que las familias lloren a sus muertos, que los jueces apoyados por los técnicos hagan su trabajo, que Garzón llore la desgracia a la que ha quedado sujeto "in aeternum" que se le de la máxima importancia a la verdad y rechazad de plano la especulación y la mentira, ante todo, el respeto por la persona y por su libertad.
Declaraciones del maquinista ante el Juez