(Imagen de El Mundo: accidente en los Llanos)
Yo sé que mi destino está ya escrito
allá, entre las nubes, en lo alto;
a quienes yo protejo en nada estimo,
odio no guardo a quienes combato.
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Ni la ley ni el deber me hizo luchar,
ni hombres públicos ni multitudes,
un solitario y placentero afán
me empujó a este tumulto entre las nubes.
(W.B. Yeats)
odio no guardo a quienes combato.
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Ni la ley ni el deber me hizo luchar,
ni hombres públicos ni multitudes,
un solitario y placentero afán
me empujó a este tumulto entre las nubes.
(W.B. Yeats)
Si del hombre se niega o desnaturaliza el ser espiritual,
por una mera reducción a pura experiencia sensitiva, objetiva o representable
como en el Empirismo clásico, o subjetiva o irrepresentable, como en el Existencialismo
actual, todos los esfuerzos por comprender su existencia quedan reducidos a cenizas pues, como un pez no puede sobrevivir sin
el agua, el hombre se desvane si se priva su ser del aspecto trascendente.
Para el hombre de milicia, no existe tal dicotomía;
siempre ha sido consciente de la trascendencia de su ser:
“…Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin
pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos
cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos descansamos. (Jorge Manrique79)
Descansad en paz compañeros.