Un Cabo del Ejercito de Tierra, participante en la misión de la ONU destacada en el sur del Líbano (Finul) ha muerto este miércoles en la mayor escalada entre Israel y el grupo chií libanés Hizbulá desde la guerra del 2006, ha confirmado el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. Se trata del cabo Francisco Javier Soria Toledo, de 36 años, natural de Málaga, casado y a la espera de un hijo. Estaba destinado en la Brigada Guzmán el Bueno X de Córdoba, unidad que forma el grueso del contingente español actualmente desplegado en el Líbano.
Quiero rendir a Francisco mi singular homenaje. Jamas podré
olvidar una noche en el Campo de Maniobras de Viator (Almería) hace
ya una eternidad, cuando por primera vez un proyectil de 105 mm. de un
carro de combate AMX-30 se quedó en el interior de la recámara, era un
proyectil rompedor, es decir de fragmentación en cientos de pedazos de
un acero candente. Apliqué el procedimiento de emergencia para intentar
que el disparo se efectuara y también falló; quedaba lo último, abrir la
racamara y extraer el proyectil, dije a mi tripulación que saliera del
Carro de Combate y cerraran las escotillas y en esa soledad accione la
palanca que abre la recamara, el proyectil salió y yo estoy aquí
contandolo, pero en aquellos instantes me encomendé a Jesucristo pues
solo Él sabía lo que ocurriría.
La muerte como evento y en
lenguaje científico, no es más que un suceso como resultado de la
incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Dada la degradación del
ácido desoxirribonucleico contenido en los núcleos celulares, la
réplica de las células se hace cada vez más costosa.
Pero la muerte no pone fin a la
vida porque el hombre está hecho esencialmente para la verdad, la bondad
y la belleza trascendentes. La razón de la esperanza de todo hombre se
basa en que tras la muerte la vida no termina, sino se transforma; así
nos lo confirma aquel adagio latino “Vita mutatur,non tollitur".
Fruto de ese convencimiento se entonan esos versos que hacen temblar al soldado mas veterano.
…”En tu palabra confiamos
Con la esperanza que Tú
Ya lo has devuelto a la vida,
Ya lo has llevado a la luz”…
La vida no termina, se transforma y,
es por esa esperanza en la vida que no acaba; la que trasciende al dolor
al sufrimiento y a la muerte, por la que un soldado se enfrenta a su
destino sin temor tal como han glosado escritores y poetas dando forma a
dicho sentimiento:
“Por ti, Patria, por ti sola, mi
vida a los mares di; por ti el peligro ofrecí mis obras y
pensamientos”. (Himno Armada Española).
“Y si morir por ti preciso fuera combatiendo por tu honor orgulloso esperaré mi fin luchando con ardor.”(Himno AGM)
“Si al caer en lucha fiera ven
flotar victoriosa la Bandera ante esa visión postrera orgullosos
morirán. Y la Patria, al que su vida le entregó en la frente dolorida le
devuelve agradecida el beso que recibió”.(Himno del Arma de Infantería)
“Tremolemos muy alto el
Estandarte, sus colores en la cumbre brillarán, y al pensar que con él
está la Muerte nuestras almas con más ansia latirán”.(Himno de la
Artillería )
“A España ofrecida, tengo muerte
y vida como quien las juega en un lance de gloria y honor la aurora me
lleva como un nuevo amor”. (Himno del Ejército del Aire).
No es sencilla nuestra vida, una
vida donde el peligro es compañero de fatigas y la muerte es una
realidad con la que se vive pero a la que se ponen todo tipo de trabas
en nuestro quehacer cotidiano.
Una vida que bien la definió Alonso Quijano cuando aquel caminante le confiesa :
"Paréceme,
señor caballero andante, que vuestra merced ha profesado una de las más
estrechas profesiones que hay en la tierra, y tengo para mí que aun la
de los frailes cartujos no es tan estrecha".
"Tan
estrecha bien podía ser -respondió nuestro don Quijote-, Porque, si va a
decir verdad, no hace menos el soldado que pone en ejecución lo que su
capitán le manda que el mesmo capitán que se lo ordena. Quiero decir que
los religiosos, con toda paz y sosiego, piden al cielo el bien de la
tierra; pero los soldados y caballeros ponemos en ejecución lo que ellos
piden, defendiéndola con el valor de nuestros brazos y filos de
nuestras espadas; no debajo de cubierta, sino al cielo abierto, puestos
por blanco de los insufribles rayos del sol en verano y de los erizados
yelos del invierno. Así que, somos ministros de Dios en la tierra, y
brazos por quien se ejecuta en ella su justicia. Y, como las cosas de la
guerra y las a ellas tocantes y concernientes no se pueden poner en
ejecución sino sudando, afanando y trabajando, sílguese que aquellos que
la profesan tienen, sin duda, mayor trabajo que aquellos que en
sosegada paz y reposo están rogando a Dios favorezca a los que poco
pueden".
Tambien
D,Quijote se enfrentó a la muerte y lo hizo con valentía y
esperanza,recuperada la consciencia en su lecho de muerte. Aunque
personaje de ficción, siempre los hombres de armas, nos hemos
identifícado de alguna manera con dicho personaje cuya vida, resume en
el epitafio que para su postrer morada escribió el bachiller Sansón
Carrasco:
“Yace aquí el Hidalgo fuerte
Que a tanto estremo llegó
De valiente, que se advierte
Que la muerte no triunfó
De su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco;
Fue el espantajo y el coco
Del mundo, en tal coyuntura,
Que acreditó su ventura
Morir cuerdo y vivir loco”.
Descansa en paz Francisco y que tu descanso,sea nuestra esperanza
No hay comentarios:
Publicar un comentario