- “Es necesario alentar y apoyar firmemente a quienes deciden permanecer fieles a su tierra, evitando con ello que ésta se convierta en una mera zona arqueológica, carente de vida eclesiástica…por lo tanto, ofrezco todo mi apoyo a vuestras iniciativas para contribuir a la creación de condiciones socio-económicas aptas para ayudar a los cristianos que han permanecido en su país, y exhorto a toda la Iglesia a aportar un sustento vigoroso a tales esfuerzos” – Benedicto XVI
Ante todo mostrar las inconsistencias y los errores lógicos que se esconden bajo propoposiciones, que pretenden ser verdaderas sólo porque son claras “prima facie”
First of all show the inconsistencies and logical errors that are hiding under propopositions, who claim to be true only because they are clear "prima facie"
domingo, 3 de mayo de 2015
Jerusalén, piedras de la memoria
martes, 21 de abril de 2015
Gary Hamel y las quince enfermedades que diagnosticó el Papa
Gary Hamel, experto en management y fundador de Strategos, una firma de consultoría de gestión internacional con sede en Chicago, así como profesor de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, escribió
que las 15 enfermedades sobre las que alertó en diciembre del año pasado
el Papa Francisco a la Curia Vaticana también pueden afectar a cualquier
líder en el mundo.
Gary Hamel, también
profesor visitante de la London Business School y fundador de la firma
Strategos con sede en Chicago, escribió un artículo para el Harvard Business
Review titulado “Las 15 enfermedades del
liderazgo, según el Papa Francisco” en el que afirma que estos males “son un peligro para todo líder y toda
organización, y pueden afectar a nivel individual y comunitario”.
Las 15 enfermedades que diagnosticó el Papa en diciembre del año pasado:
1 – ''La enfermedad de sentirse ‘inmortal’, ‘inmune’ o incluso ‘indispensable’, dejando de lado los controles necesarios y normales.
Una Curia que no es
autocrítica, que no se actualiza, que no intenta mejorarse es un cuerpo
enfermo... Es la enfermedad del rico insensato que pensaba vivir eternamente y
también de aquellos que se convierten en amos y se sienten superiores a todos y
no al servicio de todos''.
2 – “La enfermedad de ‘martalismo’ (en referencia a Marta), de la excesiva operosidad: es decir, de aquellos que están inmersos en el trabajo, dejando de lado, inevitablemente, ‘la mejor parte’:
Sentarse a los pies de
Jesús. Por eso, Jesús invitó a sus discípulos a ‘descansar’ porque descuidar el
necesario reposo conduce al estrés y la agitación. El tiempo del reposo para
aquellos que han completado su misión, es necesario, es debido y debe tomarse en
serio: pasar un ‘tiempo de calidad’ con la familia y respetar las
vacaciones como un tiempo para recargarse espiritual y físicamente; hay que
aprender lo que enseña el Eclesiastés que ‘hay un tiempo para todo’”.
3 – ''La enfermedad del endurecimiento mental y espiritual:.. Es la de los que, a lo largo del camino, pierden la serenidad interior, la vivacidad y la audacia y se esconden bajo los papeles convirtiéndose en ‘máquinas de trabajo’ y no en ‘hombres de Dios’...
Es peligroso perder la
sensibilidad humana necesaria para hacernos llorar con los que lloran y se
regocijan con los que gozan. Es la enfermedad de los que pierden ‘los
sentimientos de Jesús’”.
4 – ''La
enfermedad de la planificación excesiva y
el funcionalismo:
Es cuando el apóstol planifica todo
minuciosamente y cree que haciendo así, las cosas efectivamente progresan,
convirtiéndose en un contador o contable..
.Se cae en esta
enfermedad porque siempre es más fácil y cómodo quedarse en la propia posición
estática e inmutable. De hecho, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en
la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo... Él es la frescura, la
fantasía, la innovación".
5 – ''La enfermedad de la mala coordinación:
Sucede cuando los
miembros pierden la comunión entre sí y el cuerpo pierde la funcionalidad
armoniosa y la templanza convirtiéndose en una orquesta que hace ruido porque
sus miembros no cooperan y no viven el espíritu de comunión y equipo''.
6 – ''La enfermedad de Alzheimer espiritual:
Es decir, la de olvidar la ‘historia de la
salvación’ la historia personal con el Señor, el ‘primer amor’. Es una
disminución progresiva de las facultades espirituales... Lo vemos en los que
han perdido el recuerdo de su encuentro con el Señor...en los que construyen
muros alrededor de sí mismos y se convierten, cada vez más, en esclavos de las
costumbres y de los ídolos que han esculpido con sus propias manos''.
7 – ''La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria:
Pasa cuando la
apariencia, los colores de las ropas y las insignias de honor se convierten en
el principal objetivo de la vida...
Es la enfermedad que
nos lleva a ser hombres y mujeres falsos y a vivir una ‘mística’ falsa y un
falso ‘quietismo’”.
8 – ''La enfermedad de la esquizofrenia existencial:
Es la enfermedad de los
que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y del
progresivo vacío espiritual que ni grados ni títulos académicos pueden llenar.
Se crean así su propio mundo paralelo, donde dejan a un lado todo lo que
enseñan con severidad a los demás y empiezan a vivir una vida oculta y, a
menudo, disoluta''.
9 – ''La enfermedad de las habladurías, de la murmuración, del cotilleo:
Es una enfermedad grave
que comienza con facilidad, tal vez sólo para charlar, pero que se apodera de
la persona convirtiéndola en ‘sembradora de cizaña’ (como Satanás), y en muchos
casos en ‘asesino a sangre fría’ de la fama de sus colegas y hermanos. Es la
enfermedad de las personas cobardes que por no tener valor de hablar a la cara,
hablan a las espaldas''.
10 – ''La enfermedad de divinizar a los jefes:
Es la enfermedad de los
que cortejan a los superiores, con la esperanza de conseguir su benevolencia.
Son víctimas del arribismo y del oportunismo, honran a las personas y no a
Dios. Son personas que viven el servicio pensando sólo en lo que tienen que
conseguir y no en lo que tienen que dar. Personas mezquinas, infelices e
inspiradas sólo por su egoísmo fatal''.
11 – ''La enfermedad de la indiferencia hacia los demás:
Es cuando todo el mundo
piensa sólo en sí mismo y pierde la sinceridad y la calidez de las relaciones
humanas. Cuando los más expertos no ponen sus conocimientos al servicio de los
colegas con menos experiencia. Cuando, por celos se siente alegría al ver que
otros caen en lugar de levantarlos y animarlos”.
12 – ''La enfermedad de la cara de funeral:
Es decir, la de las
personas rudas y sombrías, que consideren que para ser serios hace falta
pintarse la cara de melancolía, de severidad y tratar a los demás -
especialmente a aquellos considerados inferiores - con rigidez, dureza y
arrogancia. En realidad, la severidad teatral y el pesimismo estéril son a
menudo los síntomas del miedo y la inseguridad en sí mismo”.
13 – ''La enfermedad de la acumulación:
Cuando el apóstol busca
llenar un vacío existencial en su corazón acumulando bienes materiales, no por
necesidad, sino simplemente para sentirse seguro... La acumulación solamente
pesa y ralentiza el camino inexorablemente”.
14 – ''La enfermedad de los círculos cerrados:
Donde la pertenencia al
grupo se vuelve más fuerte que la del Cuerpo y, en algunas situaciones que la
de a Cristo mismo. También esta enfermedad comienza siempre con buenas
intenciones, pero con el paso del tiempo esclaviza a los miembros
convirtiéndose en ‘un cáncer’ que amenaza la armonía del cuerpo y puede causar
tanto daño - escándalos - especialmente a nuestros hermanos más pequeños”.
15 – ''La enfermedad de la ganancia mundana, del lucimiento:
Cuando el apóstol transforma su servicio en
poder, y su poder en mercancía para conseguir beneficios mundanos o más
poderes. Es la enfermedad de la gente que busca insaciablemente multiplicar su
poder y para ello son capaces de calumniar, difamar y desacreditar a los demás,
incluso en periódicos y revistas. Naturalmente para lucirse y demostrarse más
capaces que los otros”.
Hamel, que no es católico, recuerda que el mensaje del Santo Padre a los
miembros de la Curia del Vaticano “fue contundente” y afirma que “los líderes son susceptibles a adquirir
enfermedades debilitantes, incluidas la arrogancia, la intolerancia, la miopía,
la mezquindad. Cuando esas enfermedades no se tratan, la organización se
debilita. Para tener una iglesia saludable, necesitamos líderes
saludables”.
“A través de los años,
he escuchado a decenas de expertos en administración enumerar las cualidades de
grandes líderes. Pero es raro que hablen
claramente sobre las ‘enfermedades’ del liderazgo. El Papa es más directo.
Él entiende que como seres humanos somos proclives a ciertas cosas, no todas
nobles. Sin embargo, los líderes deben tener altos estándares ya que su campo
de influencia hace que sus dolencias sean particularmente infecciosas”.
Para Hamel, la Iglesia
Católica “es una burocracia: una jerarquía poblada de almas con buen corazón
que no son perfectas. En ese sentido, no es muy distinta a tu organización. Por
eso el consejo del Papa es relevante a los líderes en todo el mundo”.
Para concluir su
reflexión y antes de referirse a las 15 enfermedades, el experto afirma que
“una evaluación papal puede parecer un poco exagerada, pero recuerda: las
responsabilidades que tienes como líder y la influencia que tienes en las vidas
de otros pueden ser profundas. ¿Por qué no mirar al Papa – un líder espiritual
de líderes – por un poco de sabiduría y consejo?”
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